Tenemos tendencia a coger una dinámica de vivir por y para el trabajo, de pensar que descansar solo interrumpe el ritmo y que nada es más importante que el conseguir que todas las tareas se realicen a su debido tiempo, sacrificando parte de la calidad de sus vidas. No podemos negar las cuestiones laborales son evidentemente muy importantes, pero las empresas están formadas por personas al fin y al cabo, si estas se obsesionan con su trabajo, pueden llegar a un nivel de estrés que será perjudicial tanto para ellas como para la empresa. No se trata de trabajar menos horas, sino de encontrar un momento en el día o en la semana que en que solo estés tú, en que olvides las preocupaciones y las obligaciones que tienes como cualquier persona, para poder volver luego recargado de energías e ilusión, pues parece mentira, pero unos pequeños instantes de relajación pueden llegar a marcar la diferencia entre un rendimiento correcto y un rendimiento notable, aunque muchos crean que es una pérdida de tiempo. No somos máquinas, y estar siempre al límite no nos ayudará a rendir mejor, al contrario, y hasta puede provocar problemas de salud.
Para lograrlo, hay muchas maneras, y usualmente estás son muy personales, los métodos de relajación que para una persona funcionan quizás a otra no le irán tan bien, dentro del parecido que podamos compartir, cada persona es un mundo, y como tal, debe encontrar su manera de encontrar unos instantes de tiempo que compartir solo con ella misma, organizar sus ideas, y no dejar que nada le estorbe ni le estrese. Pese a esto, pocos lugares suelen haber donde uno pueda encontrar más relajación que en medio de la naturaleza, donde no hay preocupaciones ni obligaciones, solo vivir. ¿Quién no ha encontrado momentos de plena despreocupación mientras se encontraba rodeado de agua?, esta, que debido a las sales que contiene es capaz de conducir la electricidad como el mejor de los cables, también parece coger nuestra preocupaciones y conducirlas bien lejos, ahí donde no podamos ni pensarlas, y sustituirlas por paz y calma.
En conclusión, relajarse no es perder el tiempo, a la larga es ganarlo, así que encontrar un momento del día para parar y recuperar fuerzas es una de las mejores maneras de afrontar la rutina diaria.